Una alta y ancha muralla, guarnecida de torres y de fortalezas frecuentes,
hace de la ciudad una plaza fuerte. En sus tres lados hay un foso sin agua,
ancho y profundo, pero impracticable. a causa de la maraña de espinos. En el
cuarto lado, el río mismo hace de foso.
El trazado de calles y plazas responde al tráfico y a la protección contra
el viento. Los edificios son elegantes y limpios, en forma de terraza, y están
situados frente a frente a lo largo de toda la calle. Las fachadas de las casas
están separadas por una calzada de veinte pies de ancho. En su parte trasera
hay un amplio huerto o jardín tan ancho como la misma calzada, y rodeado por la
parte trasera de las demás manzanas. Cada casa tiene una puerta principal
que da a la calle, y otra trasera que da al jardín. Ambas puertas son de doble
hoja, que se abren con un leve empujón y se cierran automáticamente detrás de
uno. Todos pueden entrar y salir en ellas. Nada se considera de propiedad
privada. Las mismas casas se cambian cada diez años, después de echarlas a
suertes.
UTOPÍA II. Tomás Moro
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