La ciudad sostenible existe: el barrio se llama Hammarby Sjöstad y está en las afueras de Estocolmo, Suecia. Este es el claro ejemplo de cómo es posible conseguir energía a través de desechos. Aquí el 50% del calor y el agua consumida proviene del reciclaje. Esto crea un metabolismo urbano circular, que contrasta con el metabolismo lineal de las ciudades convencionales. Este barrio es más conocido como la ciudad sostenible.
El
secreto de este vecindario, un antiguo
muelle industrial, está en su diseño.
De éste se obtiene el 75% de la eficiencia del barrio porque, entre otras
cosas, en las casas no se emplea cobre ni PVC, todas las viviendas tienen placas solares y sus electrodomésticos son de la Clase A. El 25% restante proviene de la
actuación vecinal. Los habitantes de este barrio depositan sus basuras en un sistema de recolección subterránea.
Éste ofrece la posibilidad de separar los
materiales reciclables de los orgánicos, con los se produce el biogás que consume
las cocinas. Por otro lado, los
materiales que no se pueden aprovechar para el reciclaje se queman para generar
electricidad.
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